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El pino silvestre español (Pinus sylvestris) procede de montes del centro y norte de España, garantizando la sostenibilidad. Tiene una densidad media de unos 560kg/m³ y destaca por su buen equilibrio entre resistencia y facilidad de trabajo. Su color claro con nudos bien definidos le aporta una estética natural muy apreciada.
Es ideal para carpintería, estructuras, embalajes y revestimientos interiores, siendo más ligera y económica que las maderas tropicales. No es apta para exteriores con humedad persistente, pero acepta bien tratamientos protectores como lasur, barniz, aceite o una protección más intensa con sales de cobre.
En los aserraderos, los troncos se cortan a lo largo utilizando sierras de cinta y la madera producida se deja secar. La textura generada por la sierra es algo rugosa, con pequeñas marcas o líneas causadas por los dientes, dando un aspecto rústico y natural. Una vez seca, la madera se puede cepillar, dejando la superficie lisa y suave al tacto, con un acabado uniforme.
Existen por tanto dos tipos de acabado: aserrado y cepillado. La elección depende del uso y del gusto personal, aunque suele recomendarse madera aserrada para exteriores y cepillada para interiores.
La madera aserrada puede presentar variaciones importantes en ancho y algo menores en grueso. Esto es así tanto por la imprecisión de la sierra de cinta como porque la madera merma en sus dimensiones al secar.
Realizamos un proceso de canteado de la madera aserrada posterior al secado para mejorar precisión y uniformizar medida, lográndose una variación de ±2 mm en ancho y grueso, mientras que la madera cepillada reduce esa variación a ±1 mm. No obstante, debe tenerse en cuenta que es un material que reacciona a la humedad ambiental, por lo que estas cifras son orientativas y pueden variar ligeramente.
El tratamiento R4 con sales de cobre se aplica mediante autoclave, logrando una impregnación profunda en la madera. Protege frente a hongos, insectos y humedad, permitiendo su uso en exteriores severos e incluso en contacto directo con el suelo. Es ideal para postes, jardineras, tarimas y estructuras en entornos húmedos. El proceso deja un tono verdoso característico, señal de protección activa. No requiere mantenimiento adicional y prolonga la vida útil de la madera durante décadas.
También puede aplicar lasur, barniz o aceite a mano. El lasur es ideal para exteriores, protege frente a la humedad y rayos UV, y deja transpirar la madera. El barniz crea una capa dura y brillante, más adecuada para interiores y zonas secas. El aceite nutre en profundidad, realza la veta y es perfecto para muebles o superficies de uso frecuente.
El tratamiento R4 con sales de cobre se aplica mediante autoclave, logrando una impregnación profunda en la madera. Protege frente a hongos, insectos y humedad, permitiendo su uso en exteriores severos e incluso en contacto directo con el suelo. Es ideal para postes, jardineras, tarimas y estructuras en entornos húmedos. El proceso deja un tono verdoso característico, señal de protección activa. No requiere mantenimiento adicional y prolonga la vida útil de la madera durante décadas.
También puede aplicar lasur, barniz o aceite a mano. El lasur es ideal para exteriores, protege frente a la humedad y rayos UV, y deja transpirar la madera. El barniz crea una capa dura y brillante, más adecuada para interiores y zonas secas. El aceite nutre en profundidad, realza la veta y es perfecto para muebles o superficies de uso frecuente.